Zaragoza es, y seguirá siendo, una orgullosa Ciudad Educadora. La educación en la diversidad, el diálogo entre generaciones como fórmula de convivencia pacífica, es un derecho fundamental de todas las personas, como lo es la participación crítica y corresponsable, como lo es garantizar un medio ambiente urbano saludable, la vivienda, el ocio, el transporte público, la existencia de espacios, equipamientos y servicios adecuados al desarrollo personal, social, moral y cultural de sus habitantes.
No entendemos la «educación» como sinónimo de «escolaridad», la entendemos como un proceso de desarrollo personal que se extiende a lo largo de toda la vida. Desde este prisma, la educación se convierte en un medio para incidir en la lucha contra la desigualdad y en la promoción de la cohesión social, en la participación y el empoderamiento, encaminados a integrar la diversidad de la sociedad. En definitiva, educar para la transformación social.
En esta idea de educación, la propia ciudad y su patrimonio constituye un recurso educativo más que, desde Zaragoza, queremos aprovechar de manera transversal en toda la acción del Ayuntamiento, la institución más cercana a la ciudadanía.
Por todo ello creemos que tenemos que apostar por hacer de nuestra ciudad un lugar para la educación. Para lograrlo, necesitamos contar con la voz de la ciudadanía, promoviendo la democratización en el acceso a la educación. Y, naturalmente, seguir trabajando en red con todas las ciudades que comparten esta visión.