A lo largo de estos años, Ciudades Educadoras ha logrado constituirse en una singular y valiosa plataforma que nos ha permitido visualizar no solo los grandes desafíos culturales y políticos a los que se enfrentan nuestras sociedades, sino además, los logros que vamos alcanzando en nuestro combate permanente en pos de consolidar los ideales de democracia y equidad para cada una de nuestras comunidades.
En un mundo en el que los fantasmas de la exclusión, la intolerancia, la xenofobia y el racismo no han dejado de mostrar su rostro más oscuro, – esto, a pesar de las tantas lecciones legadas por la Historia a lo largo del siglo XX- las Ciudades educadoras pueden ser vistas como verdaderos bastiones que hacen visible la resistencia ofrecida,- a través de Programas, proyectos y acciones concretas,- por parte de quienes creemos que la diversidad y la diferencia son valores que nos enriquecen y que es posible habitar el mundo de un modo más justo al que sueñan los autoritarios y los dogmáticos.
Que Ciudades educadoras tome su fuerza nutricia de la Declaración Universal de Derechos Humanos, no es un dato menor, sino que indica una línea de acción en clave de compromiso efectivo con los valores esenciales que hacen a la vida en común, esa vida en común que debe ser cuidada y protegida como un bien preciado y que consiste, no en otra cosa, que en aprender, día a día, a vivir juntos.
De allí que en este nuevo aniversario de su creación valga saludar a todas y cada una de las ciudades que en lugares tan distantes del mundo trabajan en pos del cumplimiento de estos ideales tan preciados.
Vaya pues desde Rosario, un cálido saludo a todos quienes forman parte de esta valiosa red educativa, augurando muchos años más de trabajo conjunto y colaborativo.