Ante la próxima celebración el día 30 de Noviembre del Día Internacional de las Ciudades Educadoras, como Alcaldesa del Ayuntamiento de Camargo en Cantabria (España), municipio adherido a la AICE desde el año 2006, celebro que esta organización haya promovido este Día Internacional y agradezco a la misma el cauce que ha habilitado para expresar cuál es la posición de los responsables de las entidades locales en relación a las necesidades y posibilidades educativas de las ciudades y municipios, y el papel que deben jugar en la educación los gobiernos locales.
Consideramos la educación como un motor de desarrollo, un factor de cohesión y una prioridad en las políticas de gobierno de las ciudades y municipios. Asumimos e incluimos en nuestro proyecto de Gobierno local los Principios recogidos en la Carta de las Ciudades Educadoras que hacen referencia al derecho a una Ciudad Educadora, al compromiso de la misma con la educación y al carácter de servicio integral que ésta debe tener.
La escuela es el espacio educativo más relevante, pero no puede dar respuesta por sí sola a todas las demandas y cambios que se están produciendo en nuestra sociedad. Somos conscientes de que en paralelo a la escuela, impregnando transversalmente la vida cotidiana están presentes otros muchos espacios educativos protagonizados por las organizaciones sociales, los medios de comunicación, el tejido productivo y comercial, las fiestas populares, los establecimientos de ocio, las actividades deportivas, etc.
La Administración local también educa a través de su despliegue de servicios, su planificación urbana, sus planes de movilidad, sus programas sociales, etc. Todos estos agentes públicos y privados, junto con el espacio de la educación formal, constituyen una red educativa compartida y transversal que incluye a toda la población y que afecta a todas las esferas de la vida cotidiana y del desarrollo de la comunidad.
También considero que es necesario poner énfasis en cómo educamos. Porque nosotros abogamos por una educación para fomentar y cultivar el civismo, la solidaridad, el compromiso social, el espíritu crítico, la libertad, la interculturalidad, la dignidad, la cooperación, el diálogo, la igualdad, la participación, etc., y descartamos que la educación sirva para alimentar el sectarismo, el individualismo, la confrontación, la competitividad excluyente o la ambición por el poder y lo material.
Los espacios educativos deben ser lugares comunes para la reflexión sobre nuestro estilo de vida, para el crecimiento personal, para la ayuda mutua, para compartir el conocimiento, para conocernos, para la transformación, la innovación y el cambio. Tienen que ser espacios fértiles para la relación y el encuentro, espacios para identificar y discriminar las reales y ficticias necesidades humanas, espacios para enriquecer el tejido social y para descubrir, abrazar y compartir lo nuevo y lo diferente a nosotros.
La educación debe de contribuir a depurar los elementos tóxicos de nuestro sistema de pensamiento y reponerlos por otros componentes saludables, y debe ayudar a restituir el diálogo y las sinergias entre agentes sociales, corrientes de pensamiento, orientaciones ideológicas e iniciativas institucionales y comunitarias.
Los municipios y ciudades son entes con estructuras interrelacionadas y complejas. El municipio y la ciudad es el lugar de cercanía por excelencia, el espacio celular donde se llevan a cabo los procesos metabólicos básicos, que contribuyen finalmente a la vida del gran organismo social. El espacio local es el primer campo de cultivo en el que hacer germinar las semillas que nutran las mentes y corazones de nuevas maneras de pensar y sentir, a partir de las cuales tomar decisiones lúcidas, honestas y saludables, para avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa y sostenible.
Una sociedad justa y sostenible se cimenta y empieza a construir desde la escala local. Asumimos los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 y nos comprometemos a trabajar por ellos, considerando la educación como el mejor aliado estratégico y la herramienta más incisiva para conseguirlo.