Esta tercera edición pone el acento en buenas prácticas que: promueven el acceso a la cultura, la contribución y la participación de todas las personas y, en especial, de los colectivos más vulnerables, en la vida cultural de la ciudad como vía de inclusión, de fomento del sentimiento de pertenencia y de buena convivencia. Así como en buenas prácticas que contribuyan a fomentar la diversidad cultural como fuente de innovación y de desarrollo personal, social y económico (Principios 2 y 10 de la Carta de Ciudades Educadoras).